Los humanos aprendieron a hacer fuego 350 mil años antes de lo que se creía, revela investigación

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Hasta esta semana, la evidencia más antigua de que los humanos aprendieron a hacer fuego provenía de sitios neandertales en lo que ahora es el norte de Francia que datan de hace unos 50 mil años; sin embargo, este miércoles una investigación descubrió evidencias de una quema deliberada en lo que ahora es el este de Inglaterra hace alrededor de 400 mil años.

El descubrimiento, siete veces más antiguo que el anterior, se realizó en Barnham, un sitio paleolítico en Suffolk que ha sido excavado durante décadas y que estaba habitado por neandertales.

Un equipo liderado por Nick Ashton, del British Museum, identificó un parche de arcilla cocida, hachas de mano de sílex fracturadas por calor intenso y dos fragmentos de pirita de hierro, un mineral que produce chispas cuando se golpea contra el sílex.

Ese patrón, dicen en el reporte de su investigación publicado en la revista Nature, es consistente con una hoguera construida y no con lo que puede generar un rayo.
Más evidencias

Rob Davis, arqueólogo paleolítico del Museo Británico, afirmó que la combinación de altas temperaturas, quema controlada y fragmentos de pirita muestra «cómo realmente estaban haciendo el fuego y el hecho de que lo estaban haciendo».

La pirita de hierro no se encuentra de forma natural en Barnham. Su presencia sugiere que las personas que vivían allí la recolectaron deliberadamente porque entendían sus propiedades y podían usarla para encender yesca.
Entre los factores que hacen este hallazgo tan excepcional, es que la creación deliberada de fuego rara vez se conserva por mucho tiempo: la ceniza se dispersa fácilmente, el carbón se descompone y los sedimentos alterados por el calor pueden erosionarse.

Sin embargo, en Barnham, los depósitos quemados estaban sellados dentro de los sedimentos de antiguos estanques, lo que permitió a los científicos reconstruir cómo las primeras personas usaban el sitio.
El fuego en la vida cotidiana de hace 400 mil años

El fuego permitió a las primeras poblaciones sobrevivir en ambientes fríos, disuadir a depredadores y cocinar alimentos. Cocinar descompone toxinas en raíces y tubérculos y mata patógenos en la carne, mejorando la digestión y proporcionando más energía para apoyar cerebros más grandes.

Chris Stringer, especialista en evolución humana del Museo de Historia Natural, señaló que fósiles de Gran Bretaña y España sugieren que los habitantes de Barnham eran neandertales tempranos cuyas características craneales y ADN apuntan a una creciente sofisticación cognitiva y tecnológica.

El fuego también permitió nuevas formas de vida social. Las reuniones vespertinas alrededor de una fogata habrían proporcionado tiempo para la planificación, la narración de historias y el fortalecimiento de las relaciones grupales, comportamientos que a menudo se asocian con el desarrollo del lenguaje y sociedades más organizadas.

Los arqueólogos dicen que el sitio de Barnham encaja en un patrón más amplio en Gran Bretaña y Europa continental entre hace 500 mil y 400 mil años, cuando el tamaño del cerebro en los primeros humanos comenzó a acercarse a los niveles modernos y cuando empiezan a aparecer evidencias de un comportamiento cada vez más complejo.

Nick Ashton, curador de colecciones paleolíticas en el Museo Británico, investigador del University College London y líder del estudio, lo describió como «el descubrimiento más emocionante de mi larga carrera de 40 años».

Para los arqueólogos, el hallazgo ayuda a abordar una vieja pregunta: cuándo los humanos dejaron de depender de los rayos y los incendios forestales y, en cambio, aprendieron a crear llamas donde y cuando las necesitaban.

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