¿Castigo o protección?

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PULSO

Eduardo Meraz

Para quitarle lo trompudo a los cochinos, el Instituto Nacional Electoral colocó una especie de bozal flojo a las corcholatas, y puedan seguir haciendo proselitismo, pero sin el descaro de las semanas y meses previos, pues pondrían en evidencia cómo se está fraguando la elección de Estado.

Así la determinación no unánime de la Comisión de Quejas y Denuncias del INE está muy lejos de ser un castigo a los aspirantes de Morena para sustituir al presidente totalmente Palacio Nacional. En realidad, les tendieron una malla de protección, a sus campañas no campañas.

Así proteste o se inconforme el ejecutivo innombrable, porque le apliquen las reglas electorales restrictivas que él propuso e impulsó, deberá abandonar su papel formal de jefe de campaña del cuatroteísmo y de “propagandista outsider” de Xóchitl Gálvez.

Es poco probable se apegue a la legalidad, cual es su costumbre, sobre todo porque la férrea disciplina que impuso a sus corcholatas, a cambio de potenciales cargos, ha vuelto más guindas, sombrías, las acciones del “cuarteto de Palacio Nacional”, y poniendo en claro que aquello de “independientes” es de dientes para afuera y están amarradas de pies y manos.

Al poner algunos límites a los actos que llevan a cabo Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y, como no queriendo, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco, las autoridades electorales no contarían con suficientes elementos de peso para inhabilitar a alguna de las corcholatas.

En igual sentido van los llamados del mandatario sin nombre y sin palabra y del dirigente de Morena, Mario Delgado, para “bajar” espectaculares y borrar algunas bardas, a fin de evitar se note mucho el gasto multimillonario realizado en propaganda, justo cuando salen a la luz pública las decadentes condiciones prevalecientes en los sistemas hospitalario y de transporte.

Otra posibilidad de la etapa de moderación en la actividad proselitista de los aspirantes oficialistas puede radicar en la disminución o corte de los flujos de efectivo -de oscuros orígenes: empresarios amigos, crimen organizado, presupuesto público-, una vez cumplida la misión de palo dado ni quien lo quita.

Al no poderse publicitar con la misma intensidad, las corcholatas enfrentan el reto de usar la imaginación para suplir las desorbitantes cantidades de dinero inyectado a sus campañas -aunque las denominen de otra manera-; condición difícil de cubrir por algunas de ellas, que ya sin el halo del cargo dejan ver sus limitaciones.

Y el desafío se acrecienta, debido a la competencia de la alianza opositora, cuyos aspirantes a obtener la candidatura presidencial empiezan a disputarles espacios en medios y redes sociales.

Parece inviable que el envión de las recientes semanas les vaya a alcanzar hasta finales de agosto si, “preferentemente”, deberán realizar sus actividades proselitistas en los espacios de Morena y sin tantos acarreados, salvo si motu proprio o el jefe les afloje la correa y expresen sus propias ideas, como ocasionalmente lo ha hecho el excanciller.

Hace más daño la sobre protección que los castigos, a menos que estemos ante una generación de “aspirantes de cristal”.

He dicho.

 

EFECTO DOMINÓ

Si bien reconoce avances en la Ciudad de México, el exsenador Ricardo Monreal presentó varias propuestas para mejorar la calidad de vida de quienes habitan la capital del país, en particular en los terrenos de seguridad y movilidad, campos en los cuales Claudia Sheinbaum presume grandes logros.

 

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