CONSULTORÍA EMPRESARIAL/ La propiedad intelectual

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Por Julio César Briseño Cruz, CEO de Cénit, consultoría empresarial y banca de desarrollo

La protección de la propiedad intelectual está abandonada en muchas empresas mexicanas. Las patentes, derechos de autor, marcas y secretos comerciales están subvaluados. Aunque no existen datos administrativos exhaustivos sobre el uso de la Propiedad Intelectual (PI) por parte de las empresas, más del 80 por ciento de las mipymes no las consideran el centro de su negocio.

En general, una empresa no cambia mucho sus acciones y políticas de protección de propiedad intelectual a medida que envejece, lo que significa que las empresas que utilizan salvaguardas de PI lo hacen desde el principio. Y son las firmas que tienden a crecer mucho, lo que sugiere que el enfoque inicial hacia la PI es un buen indicador de su éxito futuro.

Ahora, las empresas pueden salvaguardar sus innovaciones de varias maneras. Las patentes, por ejemplo, ofrecen derechos exclusivos sobre una invención y se conceden sólo después del registro de una solicitud que revela los detalles técnicos. Según la situación, las empresas también pueden emplear derechos de autor, marcas y secretos comerciales.

La actividad de patentes es relativamente fácil de observar, ya que las solicitudes de patente se hacen públicas. Pero no ocurre lo mismo con los secretos comerciales, por ejemplo, que están protegidos sin registro ni formalidades procesales de ningún tipo.

Actualmente, las empresas que registran patentes son raras en la economía del país: menos del uno por ciento de las empresas de la economía lo hicieron en el último quinquenio. Al mismo tiempo, ese pequeño subconjunto representa el 90 por ciento de toda la inversión en investigación y desarrollo.

Si bien las patentes son muy valoradas por las empresas del sector de las ciencias de la vida, para todas las demás industrias en las que la protección de la propiedad intelectual es importante (principalmente TI, fabricación y venta minorista), los secretos comerciales y, en menor medida, los derechos de autor y las marcas comerciales, se utilizan más ampliamente que las patentes.

En general, las empresas más grandes se dedicaron a una mayor actividad de propiedad intelectual. De hecho, las grandes empresas de todo tipo tienen más probabilidades de utilizar protecciones de P.I. que las pequeñas.

En general, el uso de la PI puede considerarse una decisión estratégica que las empresas toman temprano en su vida  y no cambia significativamente con el tiempo. Así, si una empresa joven protege su PI es un indicador de su deseo de crecer y ampliar su negocio. Incluso, es una buena pauta para determinar si otorgarle o no créditos a una start up.

Esto no es vano: Existe una correlación entre la protección de la PI y el valor real y percibido de la compañía. Esto sin importar en que sector económico se incursione y compita. De hecho, partimos que las nuevas empresas no se enfocan en la creación de avances tecnológicos o son muy representativas de las economóas verdes. Si somos realistas, más del 80% corresponden a la industria detallista.

Y aún así, cuidar de sus marcas, patentes, secretos comerciales y otras medidas de salvaguarda intelectual determinan, en sentido cualitativo y cuantitativo, cuánto vale una compañía.