Estanque entre Citi y Grupo México potencia idea de inversión gubernamental

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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, manifestó nuevamente este miércoles la posibilidad de formar una asociación pública-privada para la adquisición de Citibanamex, luego del estancamiento en las negociaciones entre Citigroup y Grupo México.

Durante su conferencia de prensa matutina, el mandatario reveló que Citi solicitó a Grupo México garantías adicionales que han llevado a la suspensión de las negociaciones, las cuales duraron cerca de un año.

“Nos informaron ayer de Citi que se suspendieron las negociaciones con el Grupo México porque están pidiendo más garantías pero es un asunto entre ellos.”, apuntó.

“Si no quieren vender, pues vamos hablar con ellos“, propuso López Obrador, enfatizando la necesidad del gobierno mexicano de contar con un banco.

“No descartamos la posibilidad de una asociación (…) porque nosotros sí necesitamos un banco y es una oportunidad.”, agregó.

De concretarse la venta en 7 mil millones de dólares, señaló el presidente, se estima un pago de 2 mil millones en impuestos, dejando 5 mil millones netos. En una posible asociación público-privada, el gobierno podría contribuir con hasta 3 mil millones de dólares, y los 2 mil millones restantes podrían obtenerse mediante la venta de acciones a ciudadanos mexicanos.

López Obrador instó a los mexicanos a considerar esta inversión en el banco, sugiriendo que sería un negocio rentable debido a la amplia base de clientes de estas instituciones.

“Los bancos son un buen negocio“, afirmó López Obrador, en un intento por alentar la participación ciudadana en el sector financiero.

Citibanamex, anunció en enero del 2022 que ponía fin a sus actividades de banca comercial en el país, lo que supondrá el cierre de sus operaciones de banca de consumo, pequeños negocios y mercado medio.

Citigroup compró en 2001 Banamex, uno de los bancos más antiguos de México, por 12 mil 500 millones de dólares. El banco es la tercera entidad privada más grande del mercado mexicano después de los españoles BBVA y Santander, y por delante del mexicano Banorte, el británico HSBC y el canadiense Scotiabank.

Su decisión de retirarse de las operaciones bancarias comerciales en México, su último reducto en América Latina, se enmarca dentro de la “actualización de la estrategia” emprendida por Citigroup, que también ha salido de Asia y Europa para centrarse en una clientela adinerada a nivel global, en las tarjetas de crédito y en los negocios institucionales.