FILANTROPÍA/ Desigualdad, problema generacional

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Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas

La desigualdad económica y la movilidad social establecen un fuerte vínculo entre los resultados económicos para los padres e hijos aunque las medidas tradicionales aún subestiman el papel de la dependencia intergeneracional hasta en un 50-100 por ciento.

La movilidad intergeneracional, como se le llama al movimiento dentro o entre las clases sociales de una generación a la siguiente, no ocurre a los niveles que investigaciones anteriores estimó.

Las mediciones tradicionales de la movilidad social derivadas de décadas de investigación se basaron en gran medida en los promedios de ingresos de padres e hijos medidos en los mismos intervalos de edad. Pero esto da una imagen incompleta de la movilidad económica.

Los recursos de los padres influyen en los resultados económicos de los niños más de lo que predicen las medidas tradicionales. El hallazgo sugiere que la movilidad social puede ser menor de lo indicado por estudios previos.

Esto es: los promedios de ingresos de padres e hijos no logra capturar el bienestar económico que un individuo puede esperar tener a lo largo de su vida.

Debido a que las habilidades de desarrollo temprano son la base para el aprendizaje y las habilidades posteriores, las actividades enriquecedoras en los primeros años de un niño mejoran las perspectivas de vida. Esta visión sobre el tiempo, junto con la de cambiar la dinámica del ciclo de vida, requiere un enfoque que vaya más allá de promediar los ingresos.

Las mediciones más precisas de los recursos esperados de los padres a lo largo de la vida y de la capacidad de los padres para invertir en sus hijos en edades cruciales del desarrollo, ofrecen una imagen más clara de la movilidad social y una mejor comprensión de cómo los gobiernos u otras instituciones pueden estructurar los apoyos familiares para reducir la desigualdad.

Además, otras áreas de la vida de una persona, como el promedio de calificaciones, los logros educativos, la participación en delitos y la probabilidad de un embarazo adolescente, también pueden estar más estrechamente vinculadas a los recursos de sus padres de lo que se creía anteriormente.

Si bien los investigadores encuentran que la movilidad intergeneracional es menor de lo que se había calculado anteriormente, también argumentan que los niños de hoy, especialmente los de familias acomodadas, están mejor que sus padres en términos absolutos, porque obtienen más educación y tienen un mayor acceso al crédito.

En suma: la movilidad social es un fenómeno multifactorial y su medición no puede limitarse a un solo factor como promedio de ingresos de padres e hijos a determinada edad. Al vincular sistemas de vida, momentos de apoyo, oportunidades y otros datos de padres e hijos, podrña observarse que la movilidad social es menor y factores de pobreza y pobreza extrema, condiciones del embarazo y los primeros años, influyen mayormente en las posibilidades de movilidad social.

Esto, por supuesto, implica un gran trabajo en la generación de políticas públicas de apoyo a los más desprotegidos, pero también involucra en gran medida a la sociedad civil organizada para generar culturas de sustentabilidad y apoyo, así como generación de oportunidades que incidan en mayores posibilidades de movilidad social.