JAVI ROBLES CANTA DESDE EL ALMA Y CONQUISTA MÉXICO CON SU DISCO “PLAZA CORAZÓN”, DIVIDIDO ENTRE LA LUZ Y LA SOMBRA

En este mes de junio, como si el calendario se abriera en dos mitades para dar paso a una historia contada desde el pecho, el cantautor español Javi Robles entrega al mundo su nuevo álbum titulado “Plaza Corazón”, una obra que no solo es un disco, sino un mapa emocional, una plaza sonora donde cada canción se convierte en punto de encuentro entre la melancolía y la esperanza. En su estructura habita la forma del viaje: primero la luz, luego la sombra; primero la forma reconocible del sencillo que se graba en la memoria, después la secuencia introspectiva del medley que murmura una historia más íntima, más secreta, pero también más intensa.
Este álbum se divide, como los días que nacen y mueren, en dos partes. La primera —explícita, fresca, alegre— está conformada por canciones que han salido como adelantos, piezas independientes que respiran por sí mismas y que, en su conjunto, trazan una línea de luz. Son los temas más optimistas, los que invitan a mirar hacia adelante. Pero es en la segunda parte donde ocurre algo más profundo: una suerte de meditación musical que recupera la antigua fórmula que los Beatles inmortalizaron en Abbey Road, una serie de canciones breves que se suceden unas a otras para formar una sola pieza, como eslabones de un recuerdo que se desgrana sin pausa. Allí, en ese lado B, cada título se convierte en una palabra dentro de una frase mayor. Allí habita la oscuridad, el repliegue, el eco que sólo se escucha cuando se está en silencio.
Nada de esto sería posible sin la complicidad de Iñaki Llarena, productor de esta obra y romántico incurable que ha sabido entender el lenguaje de Robles y traducirlo en un sonido sobrio, acústico, inquietantemente cálido. Cada instrumento se usa con la medida justa, para que sea la voz la que sostenga el peso emocional. No hay exceso, no hay ornamento innecesario. Hay, en cambio, una estética profundamente contemporánea que no renuncia al nervio crudo del relato. La voz de Javi Robles no interpreta: confiesa, comparte, tiembla, se quiebra cuando debe y se levanta cuando puede.
Pero si Plaza Corazón llega hoy con fuerza al continente latinoamericano no es solo por su calidad artística, sino también por la mano visionaria de Artemisa Music, esa promotora mexicana que ha hecho del impulso artístico una causa, y del acompañamiento profesional una forma de arte. En un entorno musical donde muchas veces se repiten fórmulas, Artemisa se distingue por apostar a lo que aún no ha sido dicho, por poner el foco en quienes tienen algo genuino que contar. La llegada de Robles a México, su reciente gira por escenarios que combinan lo íntimo con lo masivo, y la entrañable conexión que logró con públicos diversos, son reflejo de una estrategia que no se basa solo en el número, sino en el vínculo. En el tejido humano que se forma entre un artista y su audiencia cuando hay verdad de por medio.
Durante su paso por el país, Robles compartió momentos memorables con figuras de la trova latinoamericana, dejando huella en lugares como el Auditorio Teopanzolco de Cuernavaca, donde su interpretación de “Guerra Mundial” y “Confesión de Amor Loco” se convirtió en uno de esos instantes donde el tiempo parece detenerse. “No hay bomba que destruya lo que el tiempo no ha podido”, cantó frente a un público que, en silencio absoluto, escuchaba con los ojos húmedos y el corazón en la mano. En ese momento, México entendió que no estaba ante un visitante: estaba recibiendo a un hermano de emociones, un narrador del alma.
Y ese lazo, como todo lo que nace desde lo profundo, promete durar. Plaza Corazón no es el primer disco de Javi Robles, pero sí es el que marca un antes y un después. Aquel que se postergó para salir mejor acompañado, y que hoy se ofrece al mundo no como un producto, sino como una ofrenda emocional. Artemisa Music ha sabido estar ahí, como cómplice y como motor, demostrando una vez más que su trabajo es mucho más que promoción: es una declaración de principios. Su apuesta no es por el éxito inmediato, sino por el valor duradero de una carrera con sentido.
Así, mientras las plataformas se llenan con los ecos de Plaza Corazón, una certeza se instala: el rock español sigue vivo en las voces que no temen desnudar su interior. Y con artistas como Javi Robles y aliados como Artemisa Music, esa música no solo vive: florece, se expande, y encuentra su lugar en los corazones del otro lado del océano. Porque cuando la emoción es verdadera, no hay distancia que impida que se escuche.