JUSTICIA PARA TODOS/ Víctor Hugo y el poder judicial

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Por Rufino H.León Tovar, Magistrado Presidente de la Primera Sala en el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.

“Los Miserables”, de Víctor Hugo, representa una guía para el desempeño idóneo de un juez.  La novela reúne principios éticos y fundamentos de la justicia de manera explícita, metafórica o a través de ausencias profundas.

Por ejemplo, la humanidad contra el rigor absoluto. En la novela, Javert representa la ley aplicada con inflexibilidad, mientras que Jean Valjean encarna la posibilidad de redención y humanidad. Un juez idóneo podría encontrar un equilibrio entre aplicar la ley con rigor y considerar los contextos individuales de cada caso y mostrar empatía hacia las circunstancias.

La justicia restaurativa es crucial. Valjean nos enseña que las personas pueden cambiar y que castigos desmedidos no siempre son la solución. Un tribunal ideal actuaría con el objetivo de restablecer el equilibrio social, priorizar no sólo la sanción, sino el aprendizaje y la rehabilitación de los involucrados.

Otro punto clave en esta obra literaria es la imparcialidad y la equidad. En Los miserables, las desigualdades sociales muchas veces determinan quién es castigado y quién perdonado. Un juez debería ser un guardián de la equidad y asegurar de que las decisiones no estén influenciadas por prejuicios ni por el contexto socioeconómico de los individuos.

El coraje moral es parte esencial de esta metáfora hacia el profundo respeto de los Derechos Humanos. Víctor Hugo plantea dilemas éticos profundos: ¿seguir la letra de la ley o actuar según un código moral? Los jueces enfrentan este dilema constantemente. Idealmente, deberían tener la valentía de tomar decisiones difíciles, que a veces implican cuestionar la misma estructura que representan.

Así, el juez ideal en el Tribunal de Disciplina Judicial podría usar a Los miserables como una herramienta para reflexionar sobre el poder de la justicia humana frente a la estricta aplicación de normas.

Ahora, el viaje de idoneidad jurídica inicia con la imparcialidad y equidad. Esto implica garantizar que todas las partes involucradas sean tratadas de manera justa, sin prejuicios ni discriminación. En la novela se evidencian los sesgos y desigualdades que corrompen el concepto de justicia.

El debido proceso, que asegurar que todos los procedimientos disciplinarios respeten las garantías procesales, como el derecho a ser oído, el acceso a una defensa adecuada y la transparencia en las decisiones, está ausente en la novela.

Y sobre todas las acciones propuestas, se enfatiza el respeto a la dignidad. Es quien guía las acciones y decisiones. Impone desviarse a cualquier trato degradante o inhumano. A lo largo de Los miserables se denuncian las injusticias sociales y se lucha por la reivindicación de la humanidad.

En la obra de Víctor Hugo, por otra parte, la compasión y redención son enunciaciones constantes. Para un juez, esto resalta la importancia de considerar las circunstancias y el potencial de rehabilitación de quienes están ante la ley, en lugar de adoptar un enfoque puramente punitivo y que la justicia no sea ciega ante las desigualdades estructurales.

Los Miserables, en sí, traza fidedignamente que la justicia no solo debe transitar en el intelecto. También debe trazar caminos al corazón.