Persecución legal contra la heredera de Socorro Romero Sánchez

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Intimidan a Estela Romero Bringas para detener su labor altruista

Heredera de Socorrito, atemorizada por persecución

 

Como es sabido ya en todo México, la heredera de Socorrito Romero Sánchez es la Señora Estela Romero Bringas. La herencia de la Señorita Socorrito va más allá de la polémica sobre si son 600 millones de dólares, 200 millones de pesos, bienes inmuebles, en fin.

La herencia de Socorrito implica continuar su labor altruista en todo el país. La heredera elegida por la Señorita fue la persona más cercana a la fallecida. Además, la sobrina tiene la calidad moral que Socorrito consideró óptima para perpetuar su labor mediante la Fundación de beneficencia y toda la labor en favor de los desprotegidos que va más allá de la Fundación Francisca y Socorro Romero Sánchez.

El abuso de poder de la diputada Mónica Caballero Garci-Crespo se ha dado en diversos contextos. Pero uno de los hechos vergonzosos más notables son la persecución de la que ha sido víctima la Señora Estela Romero, quien presuntamente tiene una orden de aprehensión en su contra por supuestos fondos de procedencia ilícita, ello en torno a la herencia de Socorrito Romero.

Hay patrullas policiacas afuera de la casa de Estela Romero que al parecer tienen la única intención de intimidar a la continuadora de la obra de la Señorita. Pese a que no hay todavía ninguna notificación de demanda, los abogados de Estela no pueden saber si esta afirmación es cierta o no; porque la fiscalía les ha negado el acceso a la carpeta de investigación. La tajante respuesta oficial es que Doña Estela no está siendo requerida en ningún proceso legal y; al mismo tiempo, niegan el acceso a la carpeta para corroborar el dicho.

Pero ¿Cuál es el interés para que Estela Romero se sienta perseguida y acorralada por el poder judicial, que debería proteger a la ciudadanía, en vez de intimidarla? Debilitarla para que el proceso del juicio sea todavía más desgastante y riesgoso para ella, podría ser la respuesta. Cuando la parte demandante no tiene más armas para pelear, recurre a sucios trucos intimidatorios.